Un cumpleaños ahí

Las aproximaciones a muchas cosas hacen que nada realmente se concrete. Sin embargo, estoy consciente de que cosas me faltan para demostrar que soy quien, para ser y ya. Hablo como un joven que iba en ascenso con una chamba, y de pronto regreso a ser alguien que no se ha graduado sin poder pagar el próximo semestre.

El mes no ha sido fácil, perdí el trabajo en el que estaba porque no cumplía las expectativas de los jefes en mi capacidad de memorizar todo lo que pedían, o mantenerme más activo durante una faena a la que no le querían encontrar descansos. Tuve unos cuantos pelones, pero la verdad si pensaba en el fondo que podría mantenerme trabajando allí, la jefa pensaba que yo tenía mi cabeza en otro lado, cosa nada cierta, pero así parecía. La verdad, no encuentro oportunidad en mi campo, y no la he creado.

Las quemadas con el horno, y todo lo que hice allí no fue considerado, tuve mi tiempo.

Estuve contactando a mis amigos del extranjero, me estuvieron contando como en parte la tengo más fácil porque ellos si están dispuestos a ayudarme a mi en caso de que me quiera ir de acá algún día. Ellos si se fueron sin nadie que les abriera camino. Esa opción no termina de sonarme mal porque como vengo hablando en publicaciones anteriores, la autocracia, y lo bajo de los ingresos en un mercado laboral tan terrible me tiene preguntándome que quiero hacer realmente con mi vida y lo que tengo.

Todos los días vengo pensando en que dolor es ser la clase media. Para ser un viajero, siendo como soy, toca más sacrificios de los que yo creo.

Mi cámara, las redes sociales, hojas en blanco, y días de espera, mientras ensamblo un portafolio y consigo otra oportunidad es lo que me mantiene quieto mientras continúo con mi familia en lo de siempre. La torta de chocolate con leche condensada estaba excelente, el panque era once once y sabía a Pingüinos de Marinela.

El pasar de los días triste por la perdida del trabajo, me tuvo olvidando el hecho de que en algún momento de enero pensaba dedicarme a hacer arte de 9:00 AM a 5:00 PM en mi cuarto, pero de pronto lo deje tras aquella oportunidad. La amargura no me deja perseguir un sueño de amarrarme a la disciplina en pleno tercermundismo porque sigo sintiendo que es mucha mentira el que yo pueda convertirme en artista plástico a esta altura de mi vida. No tengo nada que me lo inspire de fondo, sino un sabor amargo tras no lograr tantas cosas de mi pasado del cual, ya no me queda nada.

No sufro realmente, solo veo los días pasar preguntándome que haré además de ayudar a mi familia.

Comentarios