No me recuerdes

No me recuerdes que las mujeres conseguían hombres con Merú tan fácil, que para mi, no quedó sino la razón para que mi mamá me quitara la extensión de la tarjeta de crédito.

No me recuerdes la última vez que me digne a ir a un GillmanFest.

No me recuerdes las aventuras montado en autobus viajando a parques nacionales, en el intento de buscar tener sexo al aire libre, para enterarnos en el lugar por los rescatistas, que estaban cerrados por la crecida de un río.

No me recuerdes las feas de Morón que estudiaron conmigo los primeros semestres de comunicación social, y me hicieron cuestionar mi hombría.

No me recuerdes las veces que me hicieron beber ron con gordas, porque para el 2015 ya todas las flacas se habían ido del país. 

¿Cómo no me iba a volver League of Legends?.

No me recuerdes que cuando finalmente agregué a la bonita que siempre veía sola en los pasillos, tenía los peores memes, estaba repleta de otakus histriónicos, me lleno de desilusión y la borré.

No me recuerdes que camine desde mi casa hasta detrás del estadio para buscar droga, porque sentía que ya no tenía más nada que perder.

No me recuerdes los cuentos sucios de los departamentos de prensa.

No me recuerdes, que somos los que estamos, y que nuestra idiosincrasia por burda y bananera que sea, es la que termina uniéndonos más que los mismos productos con los que nos identificamos como consumidores.

No me recuerdes todas las que alguna vez agregué de fuera de la ciudad, a las que les llegué a recargar, y sin embargo nunca fui por ellas.

No me recuerdes el que me quedé solo, y que ahora prefiero jalar escardilla que estar en Internet.

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